Los chochoyotes, chocholos, testales o bolitas de masa es una porción de masa de maíz, mezcladas con sal, generalmente manteca y a veces otros condimentos como epazote, y se incluyen en muchos caldos y guisados de la cocina mexicana. El maíz no contiene gluten, por lo que son seguras para los celíacos.
En Oaxaca, chochollones, chochollotes, chochoyones o chochoyotes (posiblemente del verbo náhuatl tzoyonia, «cocer» o «freír»[nota 1]), o también ombligos de masa.
En Puebla y Tlaxcala, textlales, tesclales, texclales, testales o textales (del náhuatl, textli «masa de harina»).
Se mezclan y amasan una parte de agua y otra de harina de maíz para hacer la masa de maíz. Se le agrega sal y manteca de cerdo. La manteca ayuda a endurecer la masa y le aporta sabor.[2] Frecuentemente se aromatiza también con alguna hierba, como epazote, hoja santa, hoja de aguacate, cilantro, perejil o chipilín.[3] Con las manos, se forman bolitas de 2 a 3 cm de diámetro, se aplanan ligeramente y con el dedo se les hace una hendidura para que se cueza mejor la masa. Se echan crudas al guiso, aportándole mucho sabor y espesándolo ligeramente.[3]
Peralta de Legarreta, A. (21 de octubre de 2019) Chochoyotes o chochoyones o chochoyotas. Cultura Gastronómica de México.
Notas
↑Se desconoce el origen exacto de la palabra, aunque es claramente náhuatl. Quiza provenga del verbo tzoyonia («cocer», o más tarde también «freír», puesto que la fritura en aceite o manteca es una técnica culinaria traída por los españoles), que ya fue descrito en el Vocabulario en lengua castellana y mexicana de fray Alonso de Molina (1555). En esta misma publicación queda recogida una variante que duplica la primera sílaba para enfatizar y se le agrega la partícula -ca al final que en lingüística nahua denota el antecopretérito. De esta manera quedaría tzotzoyoca (lit. «hacía ruido la fritura»), que pasaría a tzotzoyotl («ruido de fritura») y finalmente a «chochoyote» (Peralta, 2019).