Hijo de Alonso Lobo Guerrero y Catalina de Góngora. Obtuvo grado de doctor en Teología en la Universidad de Salamanca. Fue catedrático y rector del Colegio de Santa María de Jesús en Sevilla.[1][2]
Fue elegido arzobispo de Santa Fe de Bogotá el 12 de agosto de 1596. Fue consagrado por el obispo de Tlaxcala Diego de Romano y Govea, el 24 de agosto de 1597. Tardó en llegar a Bogotá hasta el 28 de marzo de 1599.[3][4]
En Bogotá fundó el Colegio Seminario de San Bartolomé, el 27 de septiembre de 1604, y convocó el sínodo diocesano de 1606. También puso su empeño en la extirpación de las idolatrías que todavía imperaban entre los indígenas.[3][4]
Arzobispo de Lima
El 19 de noviembre de 1607, el papa Paulo V lo promovió al arzobispado de Lima, en reemplazo del santo arzobispo Toribio de Mogrovejo. A principios de 1609 emprendió viaje a Lima por tierra, comenzando así el reconocimiento de su arquidiócesis. Recibió el palio en Quito, el 3 de mayo, de manos de su obispo fray Salvador de Rivera (que era limeño), y continuó su viaje, hasta que finalmente tomó posesión de la sede limeña el 4 de octubre, siendo recibido por el virrey marqués de Montesclaros.[1][5]
Escribiendo al rey Felipe III el 15 de marzo de 1610, le daba cuenta de su viaje e incluía estas líneas:[6]
“El Marqués de Montesclaros, Virrey de estos Reynos, hizo muy grande demostración en mi recibimiento que fue con mucha solemnidad y de la manera que conviene para la estimación y respeto que se debe a mi dignidad…”
Bajo su gobierno se dio cumplimiento a la creación del obispado de Trujillo en 1613, con iglesias separadas de las diócesis de Lima y Quito. Reunió y presidió un sínodo diocesano en julio de 1613, que trabajó la constitución de la Arquidiócesis de Lima, e insistió en el cumplimiento de diversas resoluciones del Tercer Concilio Limense, en particular la necesidad de predicar a la población indígena en su lengua nativa y la catequesis a los esclavos negros, al ser métodos de adoctrinamiento más efectivos. Así, obligó la predica del catolicismo en quechua los domingos y días festivos, y la catequesis a los esclavos (amenazando con censuras a los patronos).[1][5]
Entre 1610 y 1613 organizó una visita para buscar las imágenes religiosas indígenas, destruirlas y acabar con las prácticas religiosas nativas subsistentes. Su experiencia personal la publicó en 1621 en su obra La extirpación de la idolatría en el Perú.[1][5] Fomentó la administración de la eucaristía a los indígenas americanos pero mostró escrúpulos de administrar el sacramento de la confirmación por no considerarlos preparados. También insistió en que se prohibiese a los corregidores la venta de chicha de jora y otras bebidas embriagantes a los nativos.[7]
↑ abcdMendiburu, Manuel de (1885). «LOBO GUERRERO». Diccionario histórico-biográfico del Perú. Parte primera que corresponde a la época de la dominación española5 (1.ª edición). Lima: Imprenta Bolognesi. pp. 55-62.
↑Vargas Ugarte, Rubén (1981). Historia General del Perú. Virreinato (1596-1689)3 (3.ª edición). Lima: Editor Carlos Milla Batres. p. 126. ISBN84-499-4812-6.