En la mitología romana, Aurora es la deidad que personifica el amanecer, equivalente a la griegaEos. Es una mujer encantadora que vuela a través del cielo para anunciar la llegada del sol. Sus hermanos son el Sol y la Luna. Tuvo varios hijos: cuatro de sus hijos son los vientos del norte, del sur, del este, y del oeste. Según el mito, las lágrimas que derrama mientras vuela a través del cielo llorando por uno de sus hijos, que fue asesinado, son el rocío de la mañana.
Romanización del mito griego
La palabra Aurora se utilizó en Roma como traducción de Eos, la diosa griega que, con forma femenina, daba paso a la luz solar cada día. Antiguas leyendas la hacían hermana de Helios (el Sol) y Selene (la Luna), todos ellos hijos de los titanesHiperión y Tea.[1] Tuvo diferentes amantes, entre ellos un mortal, el príncipe troyanoTitono, raptado a la fuerza pero para el que consiguió la inmortalidad.[2] Con él tuvo dos hijos: Memnón y Ematión.[3] Cuando Memnón murió asesinado, las lágrimas que vertió Aurora mientras volaba por el cielo dieron origen al rocío.[4]
Con el semidiós Céfalo fue madre de Héspero, que se convertiría en dios del Lucero de la tarde.
A partir de aquí los escritores latinos la tuvieron presente en sus obras. Ovidio introdujo alguna variación, por ejemplo, la llamaba Pallante, estableciendo una relación de parentesco con el titán Palas, quizá porque su nombre también quiere decir «brillante».[6] También aparece en unos versos de la Eneida, cumpliendo su función de abrir paso a la claridad del día.[7] Dante Alighieri la nombra en el Purgatorio de La Divina Comedia como «la concubina de Titono el antiguo».[8]
Culto
La creencia en una divinidad de estas características ya existía en la religión romana antes de introducirse el mito griego: se trata de la diosa Mater Matuta, por lo que Aurora se convirtió en un segundo nombre de esta diosa. El culto se realizaba en el templo que había en el Forum Boarium, donde era venerada también como guía de los navegantes (stella matutina). Cada 11 de junio se hacían rituales pidiendo la protección de esta diosa, conocidos como la fiesta de la Matralia.[9]
Procedencia védica
George Dumézil propuso que la diosa Aurora, al igual que la griega Eos y la etrusca Thesan, tenían un mismo origen hindú y que habían llegado a Europa en un pasado remoto, de la misma manera que las lenguas indoeuropeas. Para demostrar su teoría estableció paralelismos entre los ritos y creencias védicos de los dioses Usas y Usasah y los de las citadas diosas europeas.[10]
Iconografía
Aurora ha sido un tema de inspiración de artistas de diferentes épocas: a veces se la representa llevando en las manos las llaves del cielo, o bien viajando en un carro tirado por dos o cuatro caballos; a veces lleva un vestido dorado y a veces aparece desnuda o semidesnuda, generalmente con una imagen resplandeciente, envuelta de luz.