Los alvéolos pulmonares son pequeñas estructuras con forma de bolsa llenas de aire. Se encuentran al final de las vías aéreas más pequeñas de los pulmones, los bronquiolos. Cada alveolo mide 200 micras de diámetro y está delimitado por una pared formada por células muy delgadas que reciben el nombre de neumocitos. A través de la pared de los alvéolos tiene lugar el intercambio gaseoso entre el aire inspirado y la sangre. Los dos pulmones de un humano adulto cuentan con más de 500 millones de alvéolos, si se estirasen completamente ocuparían una superficie de 80 metros cuadrados.[1]
Descripción
Los alvéolos son estructuras microscópicas con forma de saco rodeadas por paredes celulares muy finas.
A través de la pared alveolar se produce el intercambio de gases entre la sangre y el aire inspirado, de tal forma que el dióxido de carbono (CO2) deja la sangre y se expulsa al exterior y el oxígeno (O2) entra en la sangre para ser transportado a los diferentes tejidos de todo el cuerpo.[1]
El aire inspirado llega a los pulmones a través de los bronquios, estos se subdividen en conductos cada vez más pequeños que finalmente dan origen a los bronquiolos respiratorios, cada uno de los cuales se ramifica en varios conductos alveolares. De los conductos alveolares parten diversas estructuras redondeadas con forma de divertículo que se llaman alveolos; a través de su pared se realiza el intercambio de gases entre la sangre de los vasos capilares y el aire inspirado. En algunos alvéolos existen poros que comunica con la luz del alvéolo adyacente, llamados poros de Kohn. Cada alvéolo se encuentra separado de los próximos por los tabiques interalveolares, que contienen fibras elásticas y de colágeno.[2]
La pared del alveolo está formada por células llamadas neumocitos, que pueden ser de dos tipos: I y II. En el espacio intraalveolar existen también macrófagos que fagocitan las partículas nocivas que penetran a través de las vías respiratorias.
Neumocitos tipo I: Las células alveolares tipo I (AEI en inglés) ocupan el 95 % de la superficie del alvéolo. Son células planas que constituyen un epitelio plano monoestratificado muy delgado. El núcleo de la célula realiza protrusión hacia la luz alveolar. Contiene pocos orgánulos y se une mediante uniones estrechas con los neumocitos vecinos.
Macrófagos. Pueden encontrarse en el interior de los alvéolos (macrófagos alveolares) o en el intersticio. Los macrófagos capturan y fagocitan partículas que llegan accidentalmente al interior del alveolo, por ejemplo polvo, polen, bacterias o residuos de alquitrán proveniente del humo y detritos del propio alvéolo.[4]
Los fumadores presentan mayor número de macrófagos que los no fumadores, ya que son un método de defensa del organismo para intentar eliminar algunas de las sustancias tóxicas que contiene el humo del tabaco.[1]
Sección transversal de un alvéolo con capilares. Parte de la sección transversal se amplía para mostrar la difusión de gas oxígeno y dióxido de carbono a través de neumocitos tipo I y células capilares.
Sección de un alvéolo pulmonar. Son visibles los neumocitos tipo I y II.
Barrera alvéolo-capilar
A través de la pared que delimita el alvéolo se produce el intercambio gaseoso. Dicha barrera alvéolo-capilar tiene un grosor de 0.5 μm[4] y está formada por las siguientes estructuras:[1]