La película trata sobre el juicio de un homicidio en el que doce hombres tienen que deliberar sobre el futuro de un muchacho, dictaminando si es culpable o inocente del asesinato de su padre. Si hay alguna duda razonable deben emitir un veredicto de «no culpable». Si se le encuentra culpable, será sentenciado a muerte.
Las pruebas apuntan a que es culpable, por lo que once de los doce miembros del jurado así lo dictaminan, pero el miembro número 8 (Henry Fonda) tiene en cuenta diferentes argumentos que se han citado en el juicio, y hace que surja la duda sobre la culpabilidad del muchacho. Poco a poco, el miembro número 8 hace que los demás vayan cambiando de opinión y que estos se den cuenta de otros factores que no se habían analizado en el juicio.[5]
En la película se observan diferentes tipos de comportamientos y el papel que va desempeñando cada miembro del jurado, mostrando así características de su personalidad y cómo influye su vida a la hora de dictaminar la culpabilidad del acusado.[6]
El autor se basa en el comportamiento de los miembros de un jurado durante un proceso de deliberación, convocados a fin de tomar una recta decisión sobre el caso. Un punto importante que hay que subrayar es la dificultad que muestran para poder deliberar correctamente, debido a distintas limitaciones y prejuicios, algunos psicológicos, otros educativos, otros de orden lógico, etcétera. El juzgar en derecho está supuesto a ser lógico, pero tiene que ser argumentado para ser veraz en los hechos. En este caso, el jurado identificado con el número 8 pone todo en duda y logra que los demás miembros del jurado también duden sobre la culpabilidad del joven.
Al juzgar a alguien ha de presumirse su inocencia. Toda deducción debe ser comprobada como veraz para evitar que un inocente sea condenado o un culpable exonerado de su culpa.
Algo notable que ocurre es por qué estos doce hombres están tan «enfadados» (12 Angry Men). La respuesta radica en que están angustiados. La angustia es la reacción general frente a la agresión psicológica. En general, se considera que todo aquel que argumenta en contra de una opinión propia comete una agresión. La película lleva a reflexionar sobre si la toma de decisiones es un proceso racional o irracional. Cabe destacar que la actitud de un jurado ante la implicación en cualquier caso debería ser lo más racional y objetiva posible. En la película esto se ve reflejado en ciertas personas, como en el caso del jurado número 8. Como ejemplos de abordajes irracionales están los jurados número 3 y número 7.[14]
Referencias
↑"Top Grosses of 1957", Variety, 8 de enero de 1958: 30